El bosque de acebos más grande de Europa te espera en Soria. A lo largo de 12 kilómetros, descubrirás una choza con historia, una fuente representativa o unas rocas preglaciares
La ruta del Acebal de Garagüeta, situada en Arévalo de la Sierra, es un auténtico tesoro que visitar en estas fechas en las que se acerca la Navidad. A lo largo de 12 kilómetros, este bosque de acebos, que es el más grande de Europa, ofrece unas vistas únicas en las que se puede presenciar una fuente, un sestil, una choza, unas rocas preglaciares y un sinfín de árboles que merecen ser disfrutados en primera persona.
Para viajar desde Soria capital se debe coger la N-111, carretera a Logroño, hasta llegar a Almarza. Una vez se ha cruzado todo el pueblo hay que desviarse hacia Gallinero, municipio que también se debe que atravesar para llegar a Arévalo. Allí, existe un aparcamiento detrás del frontón.
Antes de salir del pueblo, se puede visitar la majestuosa iglesia de la Virgen de la Ascensión. Observando todos sus detalles, uno se adentra sin darse cuenta en ‘Los Rozones’, un camino en el que se ven vacas a ambos lados.
Tras casi un kilómetro de recorrido, comienza la pista de ‘Las Dehesillas’. La primera imagen que vislumbran los ojos es una cuesta enorme en la que se divisa, al fondo, una montaña. A lo largo de esta travesía, conformada por un camino de piedra secundado por arbustos, se pasa por ‘Los Iriazos’, ‘La Cuesta del Tío Blas’, el ‘Camino del Acebal’ y el castro celtíbero del ‘Alto de la Cruz’.
Continuando por este camino, es hora de adentrarse en el acebal por una portilla. En ese lugar existe un mirador, con un mapa explicativo, en el que se puede reconocer con calma y detenimiento los diferentes árboles que conforman este parque. Empleando la puerta de la izquierda, los visitantes se sumergen en un sendero en el que se comprueba la belleza de los acebos a los dos flancos.
En ese instante, los turistas se sienten como un niño pequeño entrando en el paraíso de la Navidad, disfrutando de numerosos árboles repletos de frutos rojos. Continuando por este sendero mágico, uno se topa con la ‘Fuente del Acebal’. Esta presenta un estado muy bien conservado, levantán- dose a su alrededor una especie de muralla con piedras y tablas de madera de colores marrones y grises. Además, encima del grifo, aparece una talla que representa a la perfección el acebo, característico de la zona.
Sin detener el paso, cogiendo un camino a la derecha, se penetra en el sestil. Esta es una cuadra natural en la que se refugiaban los animales del frío, en mayor medida el ganado. Está formada por una bóveda de ramas, que hace que estos se encontrasen varios grados por encima de la temperatura ambiental.
Después de salir de este laberinto natural y regresando a la pista principal, se pasa por dos canchales. Estos son unos círculos de piedra de origen periglaciar que dan lugar a una especie de ríos de rocas -se formaron por una alternancia de periodos fríos con otros más templados que provocaron la ruptura de los peñascos-.
Completada esta clase de geología hay que dirigirse hacia el último alto en el camino. Unos pocos metros después del segundo canchal, se encuentra la ‘Choza del Vaquero’, conocida como ‘Chozo del Pastor’ (Las merinas pastaban allí desde San Juan hasta San Miguel). Esta pequeña construcción de piedra sorprende con un pequeño belén en la ventana de su entrada, que reafirma la opinión de que este trayecto hay que llevarlo a cabo durante la Navidad.
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