Las condiciones climáticas extremas y la altitud generan unos vinos únicos de gran calidad. Sus tintos son reconocidos en todo el mundo
Hablar de la Denominación de Origen Ribera del Duero es hablar de una de las marcas más reconocidas a nivel internacional en el mundo del vino. En una de esas eternas competencias que hacen mejor a ambas partes con la DO La Rioja, los vinos producidos en la zona sur de la provincia de Burgos, el noreste de Segovia, el oeste de Soria y el este de Valladolid destacan por su elegancia y equilibrio.
Bajo la Denominación de Origen Ribera del Duero se agrupan 311 bodegas, entre ellas algunas tan emblemáticas como Protos (la primera en llevar una etiqueta de la DO Ribera del Duero), Matarromera (que continúa con el legado del prestigioso Carlos Moro), Pingus o Vega Sicilia (con vinos que alcanzan los 98 puntos Robert Parker).
Pero más allá de los grandes nombres, la Ribera del Duero la conforman los 7.536 viticultores registrados que poseen una superficie total de 26.123 hectáreas en una ribera del río a la que la Denominación de Origen otorga protección durante 115 km de largo y 35 de ancho. Hay 2.225 marcas DO Ribera del Duero diferentes que abarcan vinos tintos, blancos y rosados.Los tintos van desde los jóvenes, muy afrutados y de agradable paso en boca, a los crianzas y reservas, elegantes, complejos y potentes. Los rosados destacan por su carácter afrutado y refrescante, características que comparten con los blancos, aunque estos con una excelente acidez que va evolucionando con el envejecer del caldo.
Los Ribera del Duero son complejos aromáticamente, de trago largo y persistente
Son tan especiales por haberse criado en condiciones adversas. Luego viene la buena pericia, la sapiencia tradicional y la dedicación infinita tan propia de los hombres y mujeres de estas tierras, pero son el clima y la altitud la que imprimen el carácter la uva: Lluvias escasas durante el año, inviernos largos y rigurosos y una considerable amplitud. El suelo y la altitud acaban de conformar los caldos.
Creada como Denominación de Origen en 1982, Ribera del Duero recorre un territorio de meseta donde los castillos y las iglesias comparten paisaje con la viña para orgullo de su moradores.