En esta D.O. se encuentra la mayor concentración de viñedos centenarios del país y es la única comarca española conocida con el topónimo de “Tierra del Vino”
En la comarca de Tierra del Vino se sitúa la Denominación de Origen Tierra del Vino de Zamora. Un lugar donde el cultivo de la vid fue, hasta entrado el siglo XX, el principal sustento de la economía rural. Entre viñedos centenarios se constituye esta D.O. que fue reconocida el 28 de abril de 2007 y que comprende una superficie total de 1.799 kilómetros cuadrados distribuidos entre 56 municipios; cuarenta y seis en la provincia de Zamora y diez en la provincia de Salamanca.
La influencia de los suelos, marcados por su profundidad, su pobreza en materia orgánica, su permeabilidad y su buena capacidad de retención, y de la condiciones climáticas, definidas por un fuerte clima continental y su carácter extremado y árido, hacen de la comarca de Tierra del Vino un territorio especialmente privilegiado para el cultivo del viñedo. No en vano, en esta D.O. se encuentra la mayor concentración de viñedos centenarios del país y es la única comarca española conocida con el topónimo de “Tierra del Vino”.
Las variedades de uva predominantes en esta comarca zamorana son la Malvasía Castellana, el Moscatel de Grano Menudo, el Verdejo y el Godello, en el caso de la elaboración de los vinos blancos. En las elaboraciones de vinos tintos, la variedad de uva protagonista es la Tempranillo, también co- nocida como Tinta del País.
El paisaje tradicional castellano con una experiencia única en la unión del patrimonio, arte, naturaleza y, por supuesto, la gastronomía hacen que el visitante se traslade a un entorno privilegiado. Y es que, por Tierra del Vino, también discurre el Camino de Santiago del Sur, los entresijos de la antigua calzada romana de la Vía de la Plata, convirtiéndose en parada obligatoria para muchos visitantes que llegan hasta la provincia y la ciudad de Zamora. Una visita siempre ayuda a descubrir sus cuidadas elaboraciones, sus paisajes y su rico patrimonio histórico, que enmarcado entre campos de viñas centenarias sobrevivieron a la filoxera, terrible plaga que asoló los viñedos de media Europa a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Un paraje privilegiado, un lugar mágico y especial, un entorno listo para disfrutar del cultivo del viñedo, del proceso de elaboración del vino, y por supuesto de la cata y degustación en sus vinos en bodegas tradicionales, donde la cercanía y la vid son los claros protagonistas en una experiencia que, sin duda, deja un buen sabor de boca.