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Descubre los colores de la provincia de Burgos este otoño-invierno

Descubre los colores de la provincia de Burgos este otoño-invierno

Actualizado 04/03/2024 14:03
Redacción

La provincia de Burgos cuenta con cerca de 318.000 hectáreas integradas en la Red Natura 2000, una figura de especial protección de la diversidad creada por la U.E. para la conservación de la naturaleza. Esto supone casi el 23 por ciento del territorio provincial, haciendo de la provincia un des- tino ideal para disfrutar de la naturaleza, con múltiples y variadas ofertas, para caminantes avezados o para disfrutar en familia con niños. Es en esta época cuando la naturaleza descubre los mejores colores a la provincia. Un espectáculo que no te puedes perder.

Bosques de Obécuri y Bajauri

En el extremo sureste del Condado de Treviño, en torno a estas localidades se encuentra uno de los bosques caducifolios mejor conservados de toda la provincia. Existe una ruta circular, señalizada, que a lo largo de 10 kilómetros nos llevará desde Obécuri hasta Bajauri para continuar de nuevo hasta el punto de partida.

En medio de la espesura vegetal serpentean tres ríos: Barruntia, Laño y Molino, todos ellos afluentes del río treviñés por excelencia, el Ayuda. Recorriendo los senderos de esta ruta no será inusual encontrar corzos, jabalíes y zorros, abejeros europeos, azores o gavilanes, así como picos picapinos, agateadores, camachuelos y trepadores azules. Sin embargo, el ave más representativa de estos bosques es el Pico Mediano, que presenta aquí una de las poblaciones más importantes de la península ibérica.

En Obécuri, no debemos dejar de visitar la gran Iglesia de San Juan Bautista, del siglo XIII, con su inmensa torre defensiva.

Parque Natural Sabinares de Arlanza-La Yecla

Este es el último espacio natural protegido declarado en Castilla y León. El relieve rocoso de la zona, con grandes cortados calizos prácticamente inaccesibles ha favorecido el desarrollo de una variada y abundante población de aves rapaces. Otras especies animales que habitan el parque son el lobo, el corzo, el jabalí, la nutria, el gato montés y la gineta.

Aquí se encuentra uno de los sabinares más extensos y mejor conservados del planeta con algunos ejemplares que cuentan con dos mil años de antigüedad, acompañados de encinas, quejigos, rebollos y un importante bosque de ribera en el río Arlanza. Desde Espinosa de Cervera parte una ruta circular (14 km) que se adentra en el sabinar y asciende hasta el alto del Picacho (1.218 m) y a la ermita de Nuestra Señora de Talamanquilla.

No podemos dejar pasar la oportunidad de recorrer el desfiladero de La Yecla, una profunda y estrecha garganta modelada por el arroyo del Cauce durante millones de años en los materiales calizos que caracterizan el relieve de las Peñas de Cervera, que en algunas zonas cuenta con una anchura que apenas llega a los dos metros. Colgadas del desfiladero, unas pasarelas metálicas permiten recorrerlo en un divertido paseo de apenas 600 metros apto para todos los públicos dada su facilidad, al que se accede desde un aparcamiento habilitado junto al desfiladero.

Senda del nacedero del Río Oropesa

En el norte de la Sierra de la Demanda burgalesa encontramos esta ruta con una serie de mágicos bosques que no dejan indiferente a ningún viajero. Se trata de un recorrido sencillo, que atraviesa el sendero hasta llegar al nacimiento del río Oropesa, a la sombra de las majestuosas cumbres de la Sierra de la Demanda. La ruta discurre paralela al río Oropesa, que durante tantos años fue el motor principal de la actividad textil de Pradoluengo. Testigos mudos de aquella época son los batanes que todavía se conservan.

La ruta al nacedero del río Oropesa parte del mercado de abastos de Pradoluengo. Desde allí, tomamos el camino de San Antonio hasta alcanzar el refugio, donde cruzamos el río Oropesa para continuar subiendo, siempre en paralelo al mismo. A 1.500 metros de altitud encontraremos, resguardado por un hayedo bajo la cumbre del Cerro Remendia, el nacedero del río Oropesa, un hechizante remanso de paz donde disfrutar del esplendor de la naturaleza y el rumor del agua.

Monumento natural Monte Santiago

En el extremo noreste de la provincia de Burgos, en la Sierra Salvada, poco después de pasar Berberana y antes de llegar al puerto de Orduña, nos encontramos a nuestra derecha con un frondoso y bien conservado hayedo. Este bosque llega hasta el borde de un espectacular anfiteatro rocoso por el que se precipita, en épocas de deshielo o fuertes lluvias, el río Délika, formando una cascada de más de 200 metros de altura.

Por su situación geográfica, Monte Santiago constituye un área de transición entre los climas atlántico y mediterráneo, lo que hace que su vegetación sea muy variada con un magnífico ejemplo de hayedo meridional cantábrico bien conservado, así como encinares, quejigales… y grandes extensiones de pastizal. El relieve de la zona favorece la presencia de aves de roquedo como buitres leonados, halcón peregrino, águila real y culebrera. Y en los bosques podemos encontrar una amplia variedad de aves forestales: trepador azul, carboneros... así como otras especies animales: zorro, tejón, jabalí, marta, corzo, lirón gris... Mención especial merece la población de anfibios de Monte Santiago, entre las que destacan las ranas pardas, especialmente la rana dalmatina, conocida vulgarmente como rana ágil, además de fauna cavernícola.

El lugar más visitado de Monte Santiago es, sin duda, el salto del Nervión, el más grande de la península ibérica, con más de 200 metros de altura. Las aguas del río Délika se precipitan al vacío formando una cascada espectacular, pero que solo es posible contemplarla en época de deshielo o tras un periodo intenso de lluvia. Para visitarlo hay que seguir una ruta perfectamente señalizada que, desde el refugio de Fuente Santiago, pasando por una antigua lobera, se acerca hasta el mirador del salto del Nervión. Acceso en coche hasta el antiguo refugio, a partir de ahí se continúa a pie.

Monte Santiago cuenta con 12 rutas señalizadas de senderismo, cuatro de ellas circulares. En total son 40,7 km por antiguos caminos y senderos que recorren los bosques y los cortados que conforman el espacio natural.