Con raíces en el Valle del Alberche, de donde proceden sus padres, Sergio Peral ha estado siempre vinculado al campo. Ahora tiene como objetivo recuperar los viñedos de sus abuelos.
¿Qué relación tienes con el mundo vitivinícola?
Mis raíces vienen de la agricultura y del campo, porque mis abuelos han sido agricultores y lo he vivido desde pequeño. Y aunque ahora trabajo en Madrid, todos los fines de semana me escapo al pueblo. Actualmente, no me puedo dedicar a ello de forma profesional, porque las hectáreas que llevo son muy pocas y no da para vivir de ello.
Además, hasta hace poco la uva ha estado muy mal pagada y ahora estoy trabajando entre Madrid y Toledo en una empresa de maquinaria agrícola como especialista técnico en producto y agricultura de precisión.
¿Te gustaría dedicarte a ello en un futuro?
Sí, me gustaría, pero actualmente es difícil porque hay muchos impedimentos por el precio de la uva. Aunque es verdad que estos últimos años se está valorando más el terreno y la zona, y se está pagando un poco mejor. Además, hace diez años o 15, se ha ido perdiendo mucho viñedo. En mi familia, por ejemplo, más de la mitad del terreno que teníamos se ha perdido porque la gente se venía a Madrid y se olvidaba de querer trabajar las viñas.
¿Te gustaría recuperar el terreno perdido?
Sí, claro. Dentro de mi pequeño proyecto es una de mis metas. Es un trabajo más, pero al final yo me lo tomo como un hobby porque es algo que me apasiona y me gusta. Pero dentro de lo que quiero como proyecto, sí que estoy recuperando las viñas familiares que ahora son de mis tías. Llevaban ocho o diez años perdidas y poco a poco las estoy volviendo a recuperar. Las cepas que van faltando las voy reponiendo y poco a poco el legado que dejaron mis abuelos, quiero irlo re- cuperando.
¿Con qué disfrutas más de tu trabajo?
Sobre todo con la ilusión de poder ver lo que un día mis abuelos plantaron. Ver y recoger el fruto. Esa es mi principal motivación. Además, es algo que me gusta. Poder trabajar al aire libre, a pesar de que es sufrido porque o tienes mucho calor, frío, lluvia o nieve. Pero es reconfortante ver como el trabajo de todo un año da su fruto.
¿Qué te comentan tus abuelos con este proyecto de recuperar los viñedos?
Ahora solo está mi abuelo materno y como soy su único nieto, porque lo demás son nietas, siempre me ha tenido mucho aprecio y ha estado muy encima de mí. Yo creo que está orgulloso de ello. Y por parte de mis abuelos paternos, yo sé que si lo vieran ahora, estarían orgullosos.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar como tú?
Sobre todo no tirar la toalla. La agricultura en ge- neral es muy sacrificado, porque no depende de ti todo, dependes del tiempo, de si llueve o no. O que mañana caiga un pedrisco y se pierda toda la cosecha. Al final, es no tirar la toalla.
Para mí es un mundo precioso, porque lo que te da el campo no te lo puede dar otro trabajo. Es al aire libre y es un mundo muy especial. Yo me siento privilegiado.