Hoy Tamarón es un pequeño municipio de la provincia de Burgos que tan solo cuenta con 60 almas en su hoja padronal. Pero esto no ha sido siempre así. Prueba de ello son su majestuosa Iglesia de la Asunción, edificada en el Siglo XVI aprovechando la estructura del anterior templo del siglo XIV, o las ruinas de la ermita de San Salvador, un edificio levantado en sillería caliza y formado por una sola nave. En esta ermita, otrora parroquia, aún se aprecian un maltrecho arco triunfal apuntado sobre el que se abre un vano destinado en origen a proporcionar iluminación a la nave, o columnas provistas de capiteles decorados con bustos humanos, distinguiéndose en el de la izquierda a un hombre y a una mujer –con gorro y barboquejo– que sostienen con sus manos una especie de anillo. El estilo de las figuras y la indumentaria de la dama apuntan hacia una cronología tardía que puede rondar el segundo tercio del siglo XIII. Restos mucho más modernos que la propia historia de Tamarón.
Y es que si de algo puede presumir la localidad es de su historia. Historia importante, desde tiempos inmemoriales y que fue de interés, especialmente, durante el siglo XVIII, a pesar de su limitado tamaño. Fue entonces cuando se instauró, más concretamente en 1712 y por parte de Felipe V, el marquesado de Tamarón, cuyo actual titular y Grande de España, Santiago de Mora-Figueroa, conserva su relación con la localidad burgalesa y su corporación municipal. También en el siglo XVIII, más concretamente en 1775, vendría al mundo en la localidad el que sería años más tarde Obispo de Morelia (México), Pedro Feliciano Martín de Porres.
Aunque, sin duda, el culmen histórico de Tamarón se alcanza en el año 1037. Castilla se configuraba como Condado bajo el mandato de Fernando Sánchez, hijo del Rey de Navarra; León lo hacía como reino, bajo el cetro de Bermudo III. Eran diversos los conflictos y enfrentamientos que se llevaban años sucediendo entre el condado y el reino. Pero fue el último el que dio honor y gloria a Tamarón como origen primigenio de Castilla y León. Según se narra en las crónicas najerense y silense, en el Chronicon mundi y en los anales Toledanos, Compostelanos? y Castellanos Segundos, en el Valle de Tamarón lucharon las tropas del rey leonés Bermudo III, “El mozo”, contra las tropas castellanas, lideradas por su cuñado el conde Fernando Sánchez.
En esta batalla murió el rey leonés, y lo hizo sin descendencia. Su rival en la batalla y cuñado, reclamó para su esposa los derechos sobre el trono leonés, asumiendo él el mismo con el nombre de Fernando I de León y uniendo, por primera vez en la historia, los gobiernos de Castilla y de León, convirtiéndose de esta manera en el primer rey de Castilla y León.
Este hecho es recordado cada 14 de agosto con la representación teatral de la Batalla de Tamarón en la localidad castellana.