Enclavado en plena Montaña Palentina, el municipio despliega todo un potencial paisajístico y natural impregnado de su historia minera. Cascadas, pantanos, bosques y valles abrazan al visitante
Fastuosas montañas, bosques únicos, un río fecundo, miradores deslumbrantes... Uno de los secretos mejor guardados de Castilla y León se llama Velilla del Río Carrión. Superado ya su pasado vinculado con la minería y la energía térmica, desvela al visitante su verdadera grandeza. Naturaleza, cultura y patrimonio se unen a la originalidad de sus propuestas turísticas, fruto de la colaboración entre instituciones y empresas locales.
En el corazón de la Montaña Palentina, Velilla del Río Carrión desgrana sus atractivos entre su pueblo cabecera y sus pedanías (Otero de Guardo, Alba de los Cardaños, Cardaño de Arriba, Cardaño de Abajo, Valcobero, Valsurbio y Camporredondo de Alba). Unos 200 km² en la zona occidental del Parque Natural Montaña Palentina, denominada Alto Carrión, donde podemos descubrir un ecosistema natural de gran valor medioambiental, espacio natural protegido de la Junta de Castilla y León.
Destino habitual para los amantes del deporte de montaña y la naturaleza, Velilla ofrece sus singulares rincones para practicar un turismo sostenible al que nos acercamos a través de estas diez rutas.
Una majestuosa fortaleza natural domina el paisaje velillense: el pico Espigüete, con 2.451 metros de altitud. Se trata de uno de los dosmiles más atractivos para los montañeros que recorren la Cordillera Cantábrica, cuya ascensión requiere experiencia y preparación física, no exenta de riesgos.
2451 metros de altitud tiene el Pico Espigüete, una fortaleza natural que domina el paisaje de este enclave natural
En sus entornos, habitados por el oso pardo, es fácil avistar ciervos, corzos, rebecos y jabalíes, además de aves singulares como el águila real, el pechiazul o el treparriscos. “Parece ‘hundir’ sus raíces en el pantano de Camporredondo junto a Cardaño de Abajo, lo que lo hace más impresionante, pues deja al descubierto sus más de 1000 metros de desnivel en solo 3,5 Km. de distancia”, describe el célebre alpinista Tente Lagunilla, autor de las guías más exhaustivas sobre esta zona montañosa.
Y una buena manera de admirar el Espigüete es la ruta de la Cascada de Mazobre, que puede realizarse en familia sin dificultad, siguiendo la falda de la montaña. Un itinerario de 3 kilómetros y 250 metros de desnivel que discurre por una pista forestal entre el aparcamiento de Pino Llano, entre Cardaño de Abajo y Cardaño de Arriba. Durante el trayecto podemos disfrutar de los increíbles cortados rocosos del Espigüete a nuestra izquierda, caminando entre narcisos, orquídeas, enebros, peonías, sabinas y brezos. Al final se halla un mirador que asoma a la cascada y que nos permite bajar hasta la base del salto de agua.
“El Pico Espigüete parece hundir sus raíces en el pantano de Camporredondo, lo que lo hace todavía más impresionante”
Al cobijo de las imponentes Agujas de Cardaño y rodeado también de emblemáticas cumbres de la Montaña Palentina, se sitúa el Pozo de las Lomas. La ruta de 12 kilómetros (ida y vuelta), balizada en todo su recorrido, comienza en Cardaño de Arriba, para remontar el arroyo de Las Lomas por su margen derecha. El último tramo nos ofrece un gran desnivel, pero el esfuerzo se ve recompensado por unas vistas increíbles. Las aguas cristalinas del Pozo de las Lomas nos mostrarán tonos verdes y azulados, y con un poco de suerte, podrás ver especies tan singulares como el tritón alpino.
Desde el pequeño pueblo de Otero de Guardo arranca la preciosa ruta de La Tuda, a través de unos 13 kilómetros (ida y vuelta). El camino señalizado tiene algo de dificultad, puesto que hay que ascender a unos 1.964 metros de altitud para llegar a su cima, donde aparecen varias torres de piedra conocidas bajo el nombre de “Tíos Pinados”. Desde ahi se puede disfrutar de una bella panorámica con el Espigüete como protagonista. Unas vistas espectaculares que, si el día acompaña, parecen sacadas de un sueño.
Menos dificultad que la ruta de La Tuda ofrece el recorrido del Pinar de Velilla, el único vestigio, junto al Pinar de Lillo (en León), de los bosques autóctonos de pino silvestre que poblaron la Cordillera Cantábrica. Una ruta circular de 3,5 kilómetros (ida y vuelta), apta para disfrutar en familia, que permite descubrir un singular capricho de la naturaleza, como es el pino enroscado.
Esta ruta sigue en todo momento un camino bien señalizado a través de un lugar mágico de enorme belleza, que parece sacado de un cuento de hadas. En el recorrido, además, descubriremos dos miradores donde tomar un respiro y disfrutar una bella panorámica del pinar, el Pico Espigüete, Peña Lampa o la presa de Compuerto.
Entre las rutas más sencillas, destaca especialmente la Senda de los Pescadores, que nos acerca a las cristalinas aguas trucheras del Río Carrión. Sin apenas desnivel al discurrir paralela a las márgenes del río, y con poco más de 6 km de distancia, brinda un paseo relajante ambientado por el murmullo del agua, el trino de las aves y la belleza de su vegetación. El recorrido tiene inicio y final en el Centro de Interpretación de la Trucha, un lugar de especial interés divulgativo: entre sus atractivos destacan las cámaras instaladas en el interior del río, que permiten observar detalladamente cómo viven estos peces.
Un árbol esbelto y majestuoso de casi 17 metros de altura y 5 metros de perímetro preside este itinerario de 12 km y dificultad accesible. La senda se inicia en el campo de Tiro de Velilla del Río Carrión y se adentra en un bonito robledal por el antiguo camino carretero al pueblo de Besande, hasta alcanzar este ejemlar singular que reina entre entre las numerosas bocaminas del paraje denominado El Monasterio, llamado así por la existencia de un antiguo monasterio benedictino.
Este rincón de la Montaña Palentina ofrece panorámicas espectáculares allá donde se alce la vista. Pero en los últimos tiempos, se ha puesto en valor la ruta de los Miradores, vinculada con otro itinerario que vale la pena recorrer: el de Los Pantanos. Es siempre recomendable detener el coche o la bicicleta en los miradores de Alba de los Cardaños, el del Oso de Otero de Guardo o en el Mirador del Valle de Valcobero.
Valcobero es un pintoresco pueblo de montaña víctima de la despoblación, cuyas calles, a más de 1.300 metros de altitud, nos hablan de la vida rural. Hoy, se han recuperado algunas edificaciones entre rincones singulares como su Fuente de la Picota, la iglesia románica de San Lorenzo o el popular edificio de ‘La Benina’, construcción típica techada con paja de centeno. Una ruta de 3,5 kilómetros, pegada al valle del Arroyo de Cueva, nos permite descubrir este enclave. Como también podemos disfrutar del pueblo más alto de la provincia, también deshabitado: Valsurbio, a 1.470 metros. La madre naturaleza ha reconquistado este lugar, convirtiéndolo en un mosaico de serbales, fresnos, álamos y chopos.
Varias empresas de turismo activo completan la oferta de Velilla del Río Carrión
Una forma divertida de descubrir el patrimonio urbano de Velilla del Río Carrión es ‘La Ruta de tus Sueños’, orientada al público familiar. Esta experiencia, que ha puesto en marcha una empresa velillense, vincula el municipio con el mito del Ratoncito Pérez y, de la mano de los amigos del simpático roedor, nos acompaña a rincones del pueblo, entre los que destacan los vestigios de su pasado minero o el Parque Fuentes Tamáricas-La Reana, un antiguo asentamiento cántabro donde brota un manantial lleno de leyendas, junto a la ermita de San Juan de Fuentes Divinas.