Interesantes reflexiones del profesor, investigador y el último director del Instituto de las Identidades de la Diputación de Salamanca
Cuando hablamos de patrimonio, la mayoría de nosotros pensamos en monumentos u obras de arte, pero ese es el patrimonio material. En realidad hay otro, tan valioso o más que el anterior. Es el patrimonio inmaterial, que te invitamos a descubrir con la ayuda de Juan Francisco Blanco, profesor, investigador y el último director del Instituto de las Identidades, que tiene su sede en Salamanca.
¿Qué es el patrimonio inmaterial?
Es el legado cultural que ha llegado hasta nuestros días, desde tiempos inmemoriales, por transmisión oral. Vendría a ser, en líneas generales, lo que también conocemos como cultura tradicional.
¿Este patrimonio inmaterial está en peligro de extinción o se mantiene vivo?
“El turismo demanda cada vez más este tipo de patrimonio, como complemento indispensable del histórico-artístico”
Una de las señas de identidad del patrimonio de la tradición es su pragmatismo, su funcionalidad. Por eso, aquello que no sirve, desaparece. Sin embargo, lo que encuentra un uso, una función, permanece. Por ejemplo, las fiestas populares (y muchas de sus señas de identidad) han visto un renacimiento. Creo que es consecuencia de la globalización y las crisis de identidad. La fiesta es un importante refuerzo identitario del individuo dentro del grupo y la identidad fortalece y afianza las raíces.
¿Este tipo de patrimonio es igual de atractivo para los visitantes que el material?
El turismo demanda cada vez más este tipo de patrimonio, como complemento indispensable del histórico-artístico y esto ocurre porque ofrece perfiles fascinantemente humanos, cercanos y que afectan a todos los sentidos. Nuestra sociedad es profundamente hedonista y por ello, busca nuevas sensaciones; el patrimonio inmaterial las ofrece a espuertas: la gastronomía, el arte popular y la artesanía, la arquitectura, la música tradicional con el baile y la indumentaria, el patrimonio creencial, las fiestas… Soy muy crítico con el turismo y su papel, a veces irrespetuoso con el patrimonio inmaterial. Sería imprescindible alcanzar un modelo de turismo sostenible que no lo agrediese.
¿Cómo se puede evitar la pérdida de esta riqueza en una Comunidad marcada por la despoblación, especialmente en los pueblos?
Es imprescindible ponerlo en valor. Para ello, hay que recurrir indiscutiblemente a la escuela. Los currículos de la educación infantil y primaria deben tomarse esto muy en serio y no de forma anecdótica, porque no lo es. Creando esa conciencia, será más fácil contribuir entre todos a que no se pierda por completo y a exigir que se dedique más esfuerzo presupuestario por parte de las administraciones para crear o potenciar centros específicamente dedicados a la recuperación, el estudio, la conservación, la exhibición (faltan museos etnográficos serios) y la difusión del patrimonio cultural inmaterial.